jueves, 27 de marzo de 2014

Herencia

Vientres malditos de las que arrastran
gargantas turbias, cánceres viejos,
hombres infieles y oídos sordos.

Mujeres solas, hombros morados,
velados sexos de los infantes.
Desesperado amor necesario
de los que se unen en el espanto.

 Limpiar la mierda, ser santa madre,
fregar la ropa, cargar escombro.
Asfixiar sueños de burra atada
y si dios lo pide, aguantarse todo.

Y por los hijos, todo por ellos:
recitar salmos, masticar llantos.
Y se amontonan los imposibles:
nunca se hizo, no hubo caso.

Sigue la ronda, cambian los roles
pero la sangre, tira la sangre,
del padre ausente y la madre-padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario