jueves, 8 de octubre de 2015

La vereda

Encontrarse en la vereda de un recuerdo
de una noche amanecida
la batalla infatigable de los besos
en moradas clandestinas.


Y cruzarse en el rabillo la figura
de un presente quasi olvido
que perturba y ni se inmuta en la fachada
que implosiona en el pecho en mil latidos.

Que dilata la memoria,
ciega el rumbo de los pasos,
disminuye los futuros,
ensombrece los ocasos.

¿Cicatrizan las heridas con palabras?
¿Desdibujan lo real de una mirada?
Ciertas luces que se pierden ya no encienden
Y lo cierto es lo que aprieta en la garganta:

El encanto de ese rayo
mil canciones no exorcizan
y partida en dos mitades
dejó un alma y una risa.